El modus operandi del wangiri, un fraude que, pese a llevar décadas operando, ha perfeccionado su estrategia actualmente. Ya no se limita a números exóticos y obvios: los estafadores ahora se valen de ingeniería social y tecnología para imitar llamadas legítimas —desde supuestas ofertas laborales hasta alertas bancarias—, explotando la natural tendencia humana a responder a lo que parece urgente o relevante. Lo que antes era un timbre desde un prefijo sospechoso, hoy puede ser una llamada perdida extremadamente similar a las que recibimos diariamente de servicios, contactos o instituciones.